¿Qué es un ictus?

El ictus es una afectación neurológica en donde se interrumpe el flujo sanguíneo que llega a una parte del cerebro. También se conoce como accidente cerebrovascular (ACV) o infarto cerebral. Esta disminución de aporte de sangre al cerebro se puede producir por un taponamiento de una arteria o vena (isquemia) o por una rotura de la misma (hemorragia).

El ictus es la principal causa de daño cerebral adquirido. El tiempo que transcurre desde que se inician los síntomas hasta que ocurre la atención médica es vital, ya que cuanto más tiempo pase peor será el pronóstico del paciente, resolver la causa del ictus lo antes posible es fundamental.

Existen diferentes factores de riesgo asociados a la aparición de eventos cerebrovasculares, como son el consumo de tabaco y de alcohol, cifras elevadas de colesterol en sangre, hipertensión arterial, sedentarismo y obesidad.

La consecuencia de esta lesión cerebral es que la parte del cerebro afectada deja de funcionar correctamente. Las manifestaciones clínicas del ictus pueden ser muy variadas, entre ellas encontramos:

  • Parálisis facial (deformación de boca, ojo…).
  • Hormigueo o parálisis de la mitad del cuerpo (brazo, tronco y pierna de un mismo lado)
  • Pérdida de consciencia.
  • Vómitos o cefaleas intensas repentinas.
  • Episodio de incontinencia urinaria o fecal.
  • Dificultad repentina para hablar.
  • Pérdida súbita de visión en un ojo.

Los síntomas dependen del área que se está afectando en el cerebro y de si se trata de una isquemia o una hemorragia. Un ictus es una emergencia médica, por lo que si sospecha que puede estar sufriendo un ictus llame inmediatamente al teléfono de emergencias.

¿Qué secuelas deja un ictus?

Las limitaciones que pueden quedar tras sufrir un ictus irán ligadas a la zona del cerebro lesionada y al tamaño de la lesión. Entre los trastornos más habituales aparecen dificultades para tragar (disfagia), limitación de la movilidad, dificultad para hablar (afasia), afectación de la visión, problemas en la comprensión, pérdida de sensibilidad, alteraciones de la conducta, tristeza, apatía…

En Neurem contamos con un equipo especializado en rehabilitación con terapia intensiva en pacientes con ictus. La evidencia científica afirma que, tras sufrir un ictus, la inmediatez en el comienzo del tratamiento y su intensidad son factores clave en la recuperación del paciente. La terapia intensiva sigue estos principios trabajando con el paciente desde el primer día de manera diaria con un incremento progresivo de la carga de ejercicios. Esta terapia ha demostrado ser la más efectiva en conseguir el máximo potencial en la rehabilitación.

Nuestro equipo cuenta con logopeda, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional y neuropsicólogo especializados en rehabilitación de pacientes neurológicos, solicita una cita para una valoración personalizada.

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